miércoles, 29 de junio de 2011

Porque el amor se sirve frío

Poco a poco tu chuchilla penetra mas en mi cuerpo hiriendome de muerte. Pero soy yo quien, poco a poco, se acerca a ti, aun que fuiste tu quien me apuñalo. Soy yo quien avanza con un unico objetivo... venganza. Me acerco, poco a poco las fuerzas me abandonan; casi estoy alli, un poco mas cerca... Por fin cara a cara. Miro atras... un rastro de sangre marca lo que he recorrido hasta ti solo por venganza. Vuelvo la cabeza... la vista se me nubla, pero no lo suficiente como para ver aun tus ojos tus preciosos ojos marrones... Me acerco a tu oido y susurro mi venganza de la forma mas tierna, mas dulce y sincera del mundo para que no me supiera amargo decirte que acabas de perder a una persona que te llego a amar.

martes, 28 de junio de 2011

Dulce venganza (en especial cariño para Akira)

Ahhh cuan dulce es la venganza, y más cuando es merecida. Mi padrastro era un maltratador si, pero si hablamos de grados de crueldad me llevo yo la palma.
Él, además de maltratador, a escondidas de mi madre se dedicaba a abusar sexualmente de mi dulce y joven cuerpo... pobrecito. Un dia que disfrutaba maltratandome le lancé una mirada de sumisión junto a una sonrisa algo pornosa. Él se escitó bastante y decidí jugar con él un poco sentandome encima. Me restregué un poco y él se dejó hasta que ví la oportunidad. Me lancé a su cuello y de un mordisco le arranqué la yugular.
Comenzó asi a sangrar como el cerdo que era, su sangre cálida me bañaba por completo. La sangre le llenaba el cuerpo. tardó a pernas un par de segundos en desangrarse.
Asi fue como maté a mi odioso padrastro.

lunes, 27 de junio de 2011

Infarto de amor (para una gatita pellizcona)

"... lo siento, pero creo que deberiamos dejarlo..."
Sus palabras resonaban en mi mente una y otra vez, como una voz que lo único que quiere es verme sufrir. Cada letra de esa frase arrancaba una lágrima de mis ojos que resvalaba y caía en mi almohada empapada. Mi nariz atascada me impedía tomar bien el aire, que entraba en forma sollozos sordos por mi boca. Sentía frío. Mis pies estaban helados y algo amoratados al igual que mis labios y mis manos.
Cada temblor de mi cuerpo me dolía como una paliza.
"... lo siento..."
Yo si que lo siento, siento soledad, siento frío sin tu calor, siento un vacío en mi pecho en el lugar donde debió estar mi corazón. El aire me empezaba a faltar. Perfecto un ataque de ansiedad...
"...lo siento... lo siento, pero creo... pero creo que deberíamos..."
Se repetía una y otra vez en mi cabeza, me dolia mucho. Pero más me dolía el corazón que me palpitaba como un martillo neumatico en el pecho. Sentía que se me podría salir en cualquier momento, e ir en tu busca pues tuyo fue, tuyo es y tuyo será por siempre.
"... Dejarlo, dejarlo, dejarlo, dejarlo..."
No, no puede acabarse así, me niego... Respiraba con dificultad cuando de repente un fortísimo dolor en el pecho me hizo soltar un grito ahogado que se convirtio en mi último aliento...
-Me has... roto el corazón...

Lanzamiento al vacío

Toda mi vida arruinada. Mi exmujer me había arrebatado todo: mi casa, mis hijos... Duermo en un maldito coche y ni siquiera tiene compasion de mí. Por eso estoy en lo alto de este rascacielos, para lanzarme al vacío.
La vista impresionaba bastante 120 pisos son muchos pisos... pero también era hermosa por el miedo que provocaba. Mis pies estaban en el borde, miré hacia abajo y una sensacion de angustia se apoderó de mi cuerpo cuando una fuerte ráfaga de viento me empujó lo suficiente como para desequilibrarme.
No lo pensé, salté.
Un segundo quedé en el aire suspendido, me pareció toda una vida pero hasta eso se parecía a mi vida, comencé a caer. Al principio una sensación de viento agradable, pero en unas fracciones de segundo ese viento se convirtió en una lija para mis ojos y para mi piel. Me quemaba demasiado y cada vez mas intenso. Yo me revolvía. El suelo se acercaba y la impresión fue tal que grité
-!NO QUIERO MOR....

miércoles, 15 de junio de 2011

Agonía y dolor

Saludos queridos lectores, es la primera vez que me dirijo a vosotros. No se si os gustaran mis relatos o los considerareis aberrantes. Bueno esta entrada es de una crueldad, un sadismo y en definitiva una agonia con la que espero superar la Macabra Tortura. El otro día mirando por internet encontre un instrumento de tortura de lo mas curioso... El toro de Falaris. Que lo disfruteis.

Yo, un simple esclavo, condenado a morir en el circo. Mis grilletes se incrustaban en las marcas de sangre reseca y gangrenada en torno a mis muñecas y tobillos. Las heridas de mi espalda de los latigazos sangraban lentamente. Pero no había derramado ni un solo grito de agonía en ninguna tortura.
Fue salir a la arena y ver algo por lo que comencé a reberlarme por puro miedo y a gritar antes incluso de llegar. Habia oído hablar de tal maquina, pero nunca imagine que seria ella mi verdugo. El toro de Falaris
un toro de bronce de dos metros de diametro  cuyo interior hueco sería mi última celda. El único orificio aparte de la entrada, que se cerraba con sucesivos candados, era la boca del animal.
Yo me revolvía, sabía la agonía que me esperaba. Me acercaba la puerta estaba abierta y el interior oscuro. Me arrojaron al interior y cerraron la puerta. Olía a carne quemada hasta carbonizarla. Entonces oí como encendían la hogera bajo el animal de bronce. Yo gritaba piedad, suplicaba que me mataran de otra manera, pero el público se divertía con mis lamentos a traves de al boca del animal como si fueran mugidos.
Lentamente empecé a notar el calor bajo mis pies y las lágrimas de desesperación brotaron de mis ojos. El calor aumentaba. Yo intenté alejarme del centro del animal y aferrarme a las paredes alejandome de la fuente de calor. El calor aumentaba. Yo sudaba y las fuerzas me empezaban a fallar. El calor empezaba a ser asfixiante. Uno de mis pies resbaló y tocó el fondo. Solté un alarido, el suelo estaba casi ardiendo y si caía... Entonces en el centro empecé a ver un puntito rojo, el toro estaba poniendose al rojo vivo. El calor se propagó a las paredes y mis manos y pies no pudieron mas. Me escurrí y caí de bruces al fondo candente. Comencé a revolverme de dolor mientras veía y olía como mi piel se asaba y se llenaba de ampollas. Mis alaridos de dolor divertían al público que sencillamente se dedicaba a observar como en 4 minutos me achicharraba vivo. No pude mas, me mordí las venas.